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Espectáculos

Daniela Castro vuelve como villana en una telenovela cargada de drama

La actriz regresa con un personaje que mezcla crueldad y humanidad, mientras comparte escena con su hija.

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Foto: Agencia Reforma.

Tras un lustro de exilio autoimpuesto en el purgatorio de las telenovelas —o quizá simplemente esperando el momento perfecto para clavar sus uñas afiladas en el corazón melodramático de México—, Daniela Castro reaparece en la pantalla chica con la elegancia siniestra de una villana que podría robarle el alma a un santo mientras le sonríe. La industria, siempre ávida de personajes moralmente ambiguos, le ha entregado el papel perfecto: Isabel Fuentes Mancilla, una criatura tan encantadora como una serpiente de seda, tan compasiva como un banquero en quiebra.

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Cautiva por Amor, el título de esta epopeya televisiva, promete ser un festín de secuestros, maltratos y romances tóxicos, todo sazonado con ese toque de realismo social que tanto disfrutamos mientras cenamos. La trama, dirigida por Walter Doehner y Rodrigo Curiel, se emitirá en Azteca Uno y, como si el destino quisiera reírse de nosotros, también en Disney+, donde podrá compartir catálogo con Mickey Mouse y las princesas animadas. ¡Qué delicioso contraste!

“Es hipócrita, villana, sarcástica, ambiciosa… humilla a la gente”, describió Daniela con el entusiasmo de quien anuncia un nuevo platillo en un menú. Y claro, ¿qué mejor manera de reflejar “lo que vivimos en nuestro hermoso México” que con una historia donde el amor y el crimen se abrazan como viejos amigos? La actriz, veterana de culebrones como Cadenas de Amargura y Cañaveral de Pasiones, sabe que el público no quiere redención: quiere frases memorables, miradas asesinas y, si es posible, un “¡Te hace falta Jesús!” cada dos capítulos.

Pero el verdadero giro argumental —más impactante que cualquier trama de secuestros— es que esta será la primera vez que comparta créditos con su hija, Danka Díaz Ordaz. “Es de lo más hermoso que me pudo haber pasado”, declaró Daniela, aunque aclaró que, como toda buena relación familiar televisiva, mantuvieron una sana distancia laboral: “Nada más nos comunicábamos con los ojos”. Imagínense el nivel de telepatía requerido para transmitir “por favor, no arruines mi close-up”.

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Para cerrar con broche de oro, la actriz confesó su escepticismo ante el Día de las Madres, esa festividad que convierte el afecto filial en una competencia de reservaciones en restaurantes. “Prefiero estar en casa”, dijo, probablemente ensayando su próxima escena de mirada homicida. Después de todo, ¿qué mejor celebración que una buena telenovela donde, por una vez, alguien más es el villano?

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