El Mundial que nadie pidió pero todos fingen celebrar

En un acto de patriotismo futbolero tan genuino como un billete de tres pesos, Grupo Frontera se encargó de “calentar” lo que será, según las autoridades, el evento más trascendental de la historia reciente: el Mundial de Fútbol. Miles de almas desprevenidas abarrotaron el Parque Fundidora, no tanto por amor al balompié, sino porque la entrada era gratis y, bueno, ¿quién le dice no a un espectáculo aunque no sepa bien de qué va?

El gobernador en turno, Samuel García, apareció en escena con la solemnidad de un mesías deportivo, prometiendo “40 días de fiesta” y un Fan Fest que, según él, batirá récords de asistencia. Claro, porque nada une más a un país que el fútbol, los conciertos masivos y el olvido programático de problemas como la pobreza o la inseguridad. El público, en un arranque de sinceridad colectiva, respondió con rechiflas, demostrando que el entusiasmo oficial y el real no siempre coinciden.

Mientras tanto, Grupo Frontera, un conjunto musical que en tres años ha logrado más fama que algunos políticos en décadas, amenizó la velada con canciones que, irónicamente, hablan de desamor y fiestas efímeras. ¿Metáfora involuntaria del Mundial? Quizá. El vocalista anunció entre risas que había “encontrado el amor de su vida”, mientras el público coreaba, ignorando que el verdadero romance aquí era entre los gobiernos y el circo mediático.

Para cerrar con broche de oro, el evento terminó siendo más norteño que futbolero, con 70 mil personas bailando como si el Mundial fuera solo una excusa para no hablar de lo que realmente importa. Y así, entre luces, celulares grabando y promesas vacías, comenzó la cuenta regresiva de un evento que, seguramente, dejará más deudas que recuerdos. Pero hey, al menos habrá música.