La pasión por Shakira rompió barreras climáticas en Hermosillo, donde decenas de adeptos resistieron una tormenta intensa frente al estadio Héroes de Nacozari horas antes del show. La escena viralizó en redes, mostrando lealtad inquebrantable pese a las adversidades.
Desde temprano, la comunidad shakiriana se organizó con creatividad: improvisaron refugios con impermeables y mantas mientras las filas crecían. La logística del evento, impactada por los fenómenos meteorológicos, obligó a cancelar el acto de Pitbull y retrasar el acceso, generando caos controlado por equipos de seguridad.
La artista, llegada en jet privado con su familia y crew, ajustó su horario para priorizar la seguridad. El incidente refleja cómo los eventos masivos actuales integran protocolos flexibles ante crisis climáticas, un desafío recurrente en la industria del entretenimiento post-pandemia.
Expertos señalan que esta resiliencia fanática marca una tendencia: las experiencias presenciales valen riesgos en la era de conexiones digitales efímeras. Mientras, Ocesa implementó soluciones exprés para garantizar el espectáculo, demostrando adaptabilidad en la nueva normalidad de los mega-conciertos.
