La realeza británica decreta la magia como nuevo servicio público
En un acto de extraordinaria perspicacia gubernamental, Su Majestad HBO ha establecido un nuevo distrito magisterial dentro del Windsor Great Park, convenientemente ubicado junto al chalé de veraneo de los Duques de Cambridge, quienes han asumido la noble tarea de supervisar personalmente esta crucial iniciativa estatal.
Según los boletines oficiales distribuidos por el oráculo Deadline, los Príncipes Herederos y su prole real realizaron una inspección protocolaria al protectorado de Hogsmeade, donde verificaron que las instalaciones para el escape psicológico de las masas cumplían con los estándares requeridos.
En un despliegue de dedicación monárquica sin precedentes, la Princesa Catherine y los vástagos regios regresaron para una segunda auditoría, esta vez para otorgar el real beneplácito al ciudadano Dominic McLaughlin, designado como nuevo avatar del mesías literario que salvará las audiencias televisivas.
El pequeño Príncipe Louis, en un acto de enorme sacrificio patriótico, sometió su real persona a un viaje experimental en el ferrocarril fantástico a lo largo de 800 metros de vía construida expresamente para el entretenimiento de sus futuros súbditos.
Esta no es la primera vez que la Casa de Windsor demuestra su compromiso con las artes mágicas. En 2013, los príncipes realizaron un ritual público con varitas consagradas, confirmando así su alianza estratégica con la industria del escapismo.
La Reina Consorte Camila reveló en su momento que el Monarca Carlos posee el don real de la ventriloquia literaria, dedicándose a la noble tarea de narrar epopeyas de magos adolescentes a la prole aristocrática mientras el reino navega por crisis existenciales de proporciones muggles.
Esta década de programación mágica, programada para debutar en 2027, representa el más sofisticado mecanismo de distracción masiva jamás concebido por el complejo industrial-cultural, asegurando que la plebe permanezca convenientemente encantada mientras las instituciones se desvanecen como fantasmas en el castillo de Hogwarts.
