Taylor Swift decreta su propio estado radial en SiriusXM

El Nuevo Ministerio de la Euforia Colectiva

En un movimiento que los analistas más cínicos describen como la lógica culminación del capitalismo tardío, Taylor Swift, la Suma Sacerdotisa de la cultura pop, ha oficializado su propio canal de propaganda en la plataforma SiriusXM. No se trata de una simple estación de radio, sino del primer territorio soberano dedicado exclusivamente a la adoración ininterrumpida de una única entidad cultural.

El Canal 13, bautizado con la modestia que caracteriza a un estado-nación, estará consagrado a la glorificación de la artista durante la cuenta regresiva hacia el lanzamiento de su duodécima pieza doctrinal, erróneamente llamada álbum. Este evento se produce justo después de que Swift anunciara su regreso a las pantallas de cine para una sesión de reafirmación masiva, demostrando que los antiguos lugares de culto ya no bastan para contener la fe de sus acólitos.

En un comunicado que bien podría leerse como un juramento de lealtad, Scott Greenstein, presidente de SiriusXM, declaró: “Taylor Swift continúa dominando no solo el mundo de la música, sino también todos los aspectos de la conciencia contemporánea. Sus himnos, que lideran las listas de éxitos, funcionan como el pegamento social para todas las generaciones”. La empresa, que se jacta de haber apoyado con orgullo a Taylor desde el comienzo de su carrera, parece haberse convertido en el brazo mediático de este fenómeno sociológico.

La programación de este canal oficial será un itinerario ritualístico a través de todas las eras de su reinado legendario. Incluirá sus máximos éxitos, cortes de álbumes que son piezas de museo, y actuaciones en vivo que serán transmitidas como reliquias sagradas. La emisión se extenderá por todo el territorio de Norteamérica, desde el sábado 20 de septiembre hasta el domingo 19 de octubre, en lo que equivale a un mes de evangelización swiftoniana.

Mientras tanto, los ciudadanos comunes pueden apenas maravillarse ante la eficiencia con la que una artista puede transmutarse en una institución, y una institución en un ecosistema mediático completo. En el nuevo mundo, ya no es suficiente crear arte; hay que poseer las frecuencias que lo propagan.

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