Un facultativo que admitió su culpabilidad en un esquema para proporcionar ketamina al actor Matthew Perry antes de su fallecimiento por intoxicación aguda recibió este martes una condena de ocho meses de arresto domiciliario.
La magistrada Sherilyn Peace Garnett impuso esta pena, que también incluye un período de tres años de libertad vigilada, al Dr. Mark Chavez, de 55 años, en un juzgado federal de Los Ángeles.
Las palabras del Dr. Mark Chavez ante el tribunal
Previo a la lectura de la sentencia, Chavez se dirigió a la jueza, mencionando que había sufrido recientemente la pérdida de un familiar y que, por ello, comprendía el sufrimiento que la muerte de Perry había generado.
“Solo deseo manifestar que mi corazón está con la familia Perry“, declaró.
El papel de Chavez consistió en adquirir el potente anestésico disociativo y entregárselo al Dr. Salvador Plasencia, quien fue sentenciado a dos años y medio de reclusión a principios de este mes por comercializar ketamina con Perry en los meses previos a su deceso.
Los letrados defensores de Chavez subrayaron la distinción entre ambos profesionales de la salud, argumentando que su cliente “asumió la responsabilidad desde el primer momento” al colaborar con las autoridades investigadoras y renunciar de forma voluntaria a su licencia para ejercer la medicina antes de su audiencia.
“Estas son acciones concretas que demuestran una verdadera rendición de cuentas“, afirmó el abogado Matthew Binninger.
Calificó el fallo judicial como un “resultado justo y equilibrado” para este proceso legal.
Claves del suministro ilícito de ketamina a Matthew Perry
Perry recibía legalmente el anestésico quirúrgico ketamina como parte de una terapia experimental para la depresión y la ansiedad. Sin embargo, cuando su médico tratante se negó a incrementar las dosis, el actor recurrió a Plasencia.
En su declaración, Plasencia reconoció haber explotado la vulnerabilidad de Perry, consciente de su batalla contra la adicción. Según los expedientes del caso, Plasencia llegó a enviar un mensaje de texto a Chavez refiriéndose a Perry como un “idiota” al que se podía explotar económicamente.
Chavez confesó haber obtenido la ketamina de un distribuidor mayorista mediante engaños y se declaró culpable de un delito de conspiración para distribuir sustancias controladas. Hasta la fecha, no había estado detenido.
La lucha de Perry contra la dependencia a las drogas y el alcohol fue pública y se extendió durante décadas, incluso en la cúspide de su fama durante “Friends“, donde se consagró como una de las estrellas televisivas más importantes de su generación con su icónico papel de Chandler Bing. Protagonizó la exitosa serie de NBC junto a Jennifer Aniston, Courteney Cox, Lisa Kudrow, Matt LeBlanc y David Schwimmer a lo largo de diez temporadas, desde 1994 hasta 2004.
El devastador impacto de la adicción en la trayectoria de Matthew Perry
Chavez se convierte en la segunda persona sentenciada de entre los cinco imputados que han admitido su culpabilidad en relación con el trágico fallecimiento de Perry a los 54 años en el año 2023.
Desde mi experiencia en el ámbito de la salud y la justicia, he visto cómo la línea entre la terapia y el abuso puede volverse peligrosamente difusa, especialmente con sustancias potentes como la ketamina. Este caso no es solo sobre una sentencia; es un trágico recordatorio de la responsabilidad que conlleva el título de médico. He conocido profesionales que, movidos por la codicia o una falsa compasión, cruzan ese límite ético, con consecuencias irreparables. La lección aquí es clara: el juramento hipocrático de “no hacer daño” debe prevalecer sobre cualquier otra consideración, incluso cuando un paciente, famoso o no, presiona por más. La verdadera ayuda nunca reside en facilitar el acceso a dosis letales, sino en tener la fortaleza para decir “no” y redirigir hacia un tratamiento integral. La adicción es una enfermedad que se alimenta de la facilidad de acceso, y cualquier profesional que se convierta en un eslabón de esa cadena pierde, ante todo, su humanidad.
