Gaza enfrenta una crisis humanitaria tras violentos incidentes en centros de ayuda

RAFAH, Franja de Gaza — Un nuevo episodio de violencia ensombreció la ya crítica situación humanitaria en Gaza, donde al menos 31 personas perdieron la vida y más de 170 resultaron heridas mientras intentaban acceder a un centro de distribución de alimentos. Testigos relataron que fuerzas israelíes abrieron fuego contra civiles desarmados en las primeras horas del domingo, a un kilómetro del punto de ayuda gestionado por una organización respaldada por Israel.

El Ejército israelí negó haber disparado contra civiles en las inmediaciones del lugar, argumentando que sus tropas solo efectuaron disparos de advertencia contra individuos sospechosos durante la noche. Sin embargo, imágenes de drones difundidas por las autoridades militares mostraron lo que describieron como hombres armados atacando a civiles, aunque la veracidad del material no pudo ser confirmada de manera independiente.

Mientras tanto, el Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) informó que su hospital de campaña en Rafah recibió a 179 heridos, entre ellos mujeres y niños, con 21 fallecidos al ingreso. “Todos los pacientes afirmaron que solo buscaban comida”, declaró la organización, calificando el suceso como el peor incidente con víctimas por armas de fuego desde la apertura del centro médico.

La distribución de ayuda se ha convertido en un desafío letal en Gaza, donde agencias internacionales denuncian que el nuevo sistema impuesto por Israel viola los principios humanitarios básicos. “Es una escasez diseñada”, criticó un representante de la ONU, mientras la población enfrenta hambre y desplazamientos forzados.

La crisis se agrava en medio de un bloqueo que limita el acceso a alimentos y medicinas, con más de 2 millones de personas dependiendo casi por completo de la asistencia internacional. Expertos advierten sobre el riesgo inminente de hambruna si no se toman medidas urgentes.

El conflicto, desencadenado tras el ataque de Hamás el 7 de octubre de 2023, ha dejado un saldo devastador: más de 54,000 muertos según cifras locales, infraestructura destruida y una población al borde del colapso. Los esfuerzos por alcanzar un alto al fuego permanecen estancados, profundizando la incertidumbre en una región donde la ayuda humanitaria se ha convertido, paradójicamente, en otra víctima de la guerra.