Trump declara guerra a AT&T tras falla en llamada con líderes religiosos

En un giro tragicómico que confirma que ni el hombre más poderoso del mundo libre está a salvo de la incompetencia corporativa, el expresidente Donald Trump libró ayer su batalla más épica: una guerra de tweets contra AT&T por el crimen de alta traición de… ¡tener mala cobertura!

Según fuentes cercanas al Despacho Oval (es decir, sus propios posts en Truth Social), el magnate convertido en estadista intentaba reunir a 8,000 a 10,000 almas piadosas —cristianos, judíos y musulmanes unidos en santa frustración— cuando el monstruo de las telecomunicaciones mostró su verdadero rostro: ¡Total incapacidad operativa!, declaró el líder del mundo libre, cuya paciencia es tan legendaria como sus modales diplomáticos.

AT&T, en un alarde de audacia corporativa, osó responder que estaban evaluando la situación, como si el conductor del Air Force One necesitara que le explicaran por qué su avión no despegaba. Veinte minutos de retraso —eternidad suficiente para que Trump considerara nacionalizar la empresa o convertirla en un resort— antes de que la llamada, clasificada como no pública pero divulgada en todas las redes, pudiera comenzar.

Este incidente confirma una verdad incómoda: en la era digital, hasta los déspotas ilustrados deben arrodillarse ante el dios de la barrita de señal. Y si hay algo más peligroso que un presidente con acceso a armas nucleares, es uno con conexión a internet y tiempo libre.

Nota del editor: Ningún ejecutivo de AT&T fue despedido durante la redacción de este artículo, pero seguramente revisaron sus currículums.