Aguas residuales colapsan en Acapulco mientras autoridades niegan riesgo sanitario

Foto: Agencia Reforma

CHILPANCINGO, Guerrero. — Un nuevo derrame de aguas residuales ha vuelto a teñir de negro la arena de playa Hornos, uno de los destinos turísticos más emblemáticos de Acapulco. Según testimonios de prestadores de servicios locales, el colapso del sistema de drenaje durante las recientes lluvias desvió el flujo contaminado directamente hacia el mar. Pero, ¿qué tan ciertas son las versiones oficiales que minimizan el riesgo?

Fuentes consultadas por este medio confirmaron que el colector Nao Trinidad, encargado de canalizar los desechos, habría cedido ante la presión hídrica, liberando toneladas de líquidos contaminantes. Sin embargo, Alfredo Lacunza de la Cruz, director de Promotora Turística de Acapulco, insiste en que se trata solo de “agua de lluvia mezclada con sedimentos”. ¿Por qué esta discrepancia?

Documentos internos de la Cofepris, obtenidos en exclusiva, revelan que Hornos ya figuraba desde mayo en una lista negra por niveles peligrosos de enterococos, bacterias asociadas a heces fecales. A pesar de ello, las playas siguieron abiertas al público. ¿Negligencia o falta de transparencia?

Mientras turistas abandonaban la zona por los nauseabundos olores, las autoridades recogían 29 toneladas de basura arrastradas por las precipitaciones. Pero, ¿es suficiente limpiar la superficie si el problema está en lo que no se ve? Un proyecto federal de 8 mil millones de pesos promete sanear la bahía, pero los trabajadores locales dudan: “Llevamos años con promesas”, declaró un operador de lanchas bajo condición de anonimato.

Con una ocupación hotelera en caída libre (51.8%) y versiones contradictorias entre funcionarios, la pregunta queda flotando como la espuma negra en la orilla: ¿Hasta cuándo se priorizará el turismo sobre la salud pública?