Alcalde morenista declara guerra ecológica con basura y puños

En un acto que redefine el concepto de servicio público, el alcalde morenista de Jaltocán, Guillermo “Compa Memo” Amador Lara, fue sorprendido ejerciendo su innovador programa de diplomacia ambiental: arrojar basura en terrenos ajenos mientras desafía a los lugareños a golpes. La escena, digna de un reality show sobre cómo no gobernar, ocurrió en Cuapiaxtla, donde el edil demostró que para él, la frase reducir, reutilizar, reciclar se traduce como reventar, regañar, retaliar.

Ante las quejas por convertir su municipio en un parque temático de la contaminación, el funcionario respondió con la elocuencia que caracteriza a la nueva política: Voy a tirar ahí a huevo, chinga. Frase que, sin duda, merecería un lugar en el museo de las metáforas fallidas de la Cuarta Transformación.

Los habitantes, en un acto de insólita ingenuidad, alegaron que el basurero clandestino —operando sin permiso, sin control y olvidado por el sentido común— genera moscas, hedor y enfermedades. ¡Exagerados!, debió pensar el alcalde mientras lanzaba retos a puñetazos, probando que su verdadera especialidad no es la gestión de residuos, sino la gestión de conflictos… creándolos.

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Para justificar su legado tóxico, Amador Lara esgrimió el argumento favorito de la clase política: La culpa es de los anteriores. Clásico movimiento de responsabilidad evaporada, donde el pasado es el chivo expiatorio y el futuro… un problema del próximo en el cargo.

Mientras tanto, el predio —que ni siquiera está bajo su jurisdicción— sigue acumulando desechos y simbolismos: un monumento al desgobierno, donde la basura no es solo lo que se tira al suelo, sino también lo que sale por la boca de quienes prometieron limpieza.