El gobierno celebra que solo le roben la mitad a los migrantes

En un acto de heroísmo burocrático digno de los anales del realismo mágico, el embajador Esteban Moctezuma aplaudió que el Congreso estadounidense decidiera solo confiscar el 3.5% del sudor de los migrantes, en lugar del 5% inicial. “¡Victoria!”, gritó desde su oficina con aire acondicionado, mientras millones de jornaleros seguían pagando por el privilegio de enviar su miseria a casa.

“Reducción histórica: ahora los pobres podrán quedarse con $96.50 de cada $100 que ganan limpiando baños en Texas”

La Cámara de Representantes, en un arranque de generosidad solo comparable a Robin Hood al revés, aprobó recortar Medicaid y subsidios a energías limpias para poder cobrar un poquito menos a las remesas. “Es como quitarle una rueda a un auto en movimiento, pero dejándole tres”, explicó un legislador bajo condición de anonimato.

Mientras tanto, la presidenta Claudia Sheinbaum condenó la medida con la misma vehemencia con que evita mencionar por qué México no subsidia directamente esos envíos. “¡Injusticia!”, declaró desde un evento con canapés, omitiendo que su gobierno gasta más en publicidad oficial que en apoyos a comunidades migrantes.

El paquete fiscal, bautizado como “Operación Migraña”, incluye además subir impuestos a universidades —para que nadie estudie cómo nos están estafando— y enterrar los últimos vestigios de la agenda climática de Biden. “Prioridades”, susurró el fantasma del Tío Sam mientras ajustaba su corbata con la forma del mapa de Texas.

Moraleja: en el circo neoliberal, hasta los aplausos por las migajas tienen un costo de transacción.