El INE pospone el juicio final para candidatos cuestionados

En un giro que nadie esperaba (o quizá todos), el Instituto Nacional de Elecciones (INE) ha decidido que la justicia puede esperar… al menos hasta que los votos estén contados. Ante la solicitud de cancelar 26 candidaturas por vínculos con el crimen organizado, investigaciones penales o méritos académicos equivalentes a un dibujo de palitos, el Consejo General respondió con un magistral: “No es no… por ahora”.

Norma de la Cruz, consejera del INE, explicó con la paciencia de quien enseña álgebra a un perro: “La ley no nos permite jugar a ‘quítale la silla’ con las candidaturas antes de la elección. Pero ¡alegrense!, si ganan, entonces sí los revisaremos con lupa… o con lo que quede de nuestra credibilidad”. La estrategia es clara: primero dejemos que el lobo entre al redil, y después vemos si le sacamos los colmillos.

Mientras tanto, los senadores Fernández Noroña y Gutiérrez Luna, quienes presentaron la denuncia, recibieron la noticia con la misma frustración de quien pide pizza y le traen ensalada. “¿Cancelar candidatos sospechosos? ¡Eso es radical!”, pareció decir el INE, prefiriendo el clásico “gane quien gane, ya lo investigaremos (o no)”. Eso sí, prometieron revisar los perfiles post-elección, porque en México la transparencia siempre sabe mejor recalentada.

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El INE aseguró que, una vez conocidos los resultados, analizarán si los ganadores cumplen requisitos como no ser prófugos, delincuentes convictos o deudores de pensiones alimenticias (aunque, en un país donde hasta los fantasmas tienen crédito, esto último podría reducir el padrón electoral a la mitad). Eso sí: la paridad de género es sagrada. Porque ¿qué sería de la democracia sin igualdad entre hombres y mujeres… aunque algunos tengan cuentas pendientes con la ley?

La cereza del pastel llegará el 15 de junio, cuando el INE decida si entrega constancias o abre una caja de Pandora. Mientras tanto, los candidatos cuestionados pueden dormir tranquilos: en México, la justicia electoral sigue el lema “primero gana, después vemos”. Y si no, que lo digan los 881 cargos en disputa, donde el único requisito infalible parece ser tener más votos que escrúpulos.

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