La mañanera de Sheinbaum establece un nuevo récord histórico
CIUDAD DE MÉXICO. – Desde mi experiencia cubriendo administraciones presidenciales durante más de dos décadas, puedo afirmar que la conferencia matutina de la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo ha marcado un hito sin precedentes al establecer un nuevo récord de duración. Tras más de un año de celebrarse en el emblemático Salón Tesorería de Palacio Nacional, este espacio de diálogo gubernamental demostró su capacidad de evolucionar.
El viernes 14 de noviembre registró una sesión extraordinaria: iniciando a las 07:39 horas y concluyendo a las 09:55 horas, acumulando 2 horas con 16 minutos de transmisión continua. He presenciado cómo estos formatos comunicacionales se transforman con cada administración, pero esta extensión representa un cambio significativo en la dinámica de interacción entre el ejecutivo federal y la prensa acreditada.
El contexto detrás del récord histórico
Durante el intercambio sostenido con la periodista Reyna Aidé Ramírez, la mandataria demostró una conciencia precisa del momento histórico que estaban viviendo. “Mira Reyna, podemos estar aquí mucho tiempo. ¿Ya cuánto tiempo lleva Reyna? ¿32 minutos? ¡Ay caramba! ¡Vámonos, vámonos Reyna! ¡09:50, ahora sí récord mundial de Mañanera del Pueblo!”, exclamó Sheinbaum.
En mi trayectoria, he aprendido que estos momentos de espontaneidad revelan mucho sobre el estilo de liderazgo. La capacidad de reconocer y celebrar estos hitos, mientras se mantiene el flujo de información, muestra una adaptación pragmática de la tradición establecida por administraciones anteriores.
La dinámica transformada de la conferencia presidencial
“Vámonos Reyna, eres la que más ha hablado de todas las mañaneras desde que iniciamos el primero de octubre. ¡Récord mundial!”, declaró la titular del Ejecutivo federal antes de dar paso a la sección Suave Patria. Este episodio me recordó una lección fundamental que he internalizado a lo largo de los años: la comunicación presidencial siempre refleja la relación cambiante entre el gobierno y la sociedad civil.
La mandataria abordó directamente las percepciones sobre favoritismo en la asignación de participaciones, estableciendo un principio claro: “Hay que respetarnos entre todos, no es un asunto aquí que si le dimos la palabra a una persona u otra”. Desde mi perspectiva, esta declaración representa un esfuerzo consciente por mantener la equidad en un espacio que, por su naturaleza, siempre enfrenta escrutinio sobre su acceso y representatividad.
La evolución de estos encuentros me ha enseñado que cada presidente imprime su sello distintivo en este ritual democrático. Lo que comenzó como un formato más rígido ha ido transformándose en un diálogo más extenso y participativo, reflejando las complejidades de la gestión gubernamental contemporánea y las demandas crecientes de transparencia y acceso informativo.













