La oposición critica la gestión de la SRE frente a los aranceles de EE.UU.

Durante la ratificación de tres nuevos embajadores en la Comisión Permanente, la oposición arremetió contra la gestión del canciller Juan Ramón de la Fuente, acusándolo de desatender las negociaciones clave con Estados Unidos en plena crisis por los aranceles. Jesús Cisneros Chávez, Giselle Fernández y Ernesto Romero, propuestos por la presidenta Claudia Sheinbaum, asumirán las representaciones de México en Haití, Kenia y Líbano, respectivamente.

Aunque el PAN y el PRI avalaron los nombramientos, ambos partidos reprocharon la falta de firmeza de la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE) en las conversaciones con Washington. Federico Döring, diputado panista, ironizó sobre las prioridades de De la Fuente: “Mientras el país enfrenta aranceles que podrían afectar nuestra economía, el canciller aparecía en eventos del Mundial 2026. ¿Dónde quedó el cabildeo urgente para evitar estas medidas?”.

La crítica no se limitó a lo simbólico. Döring recordó que, a diferencia de la era de Marcelo Ebrard —quien mantenía diálogos directos con Donald Trump—, el actual canciller no ha logrado concretar un encuentro entre Sheinbaum y el ahora expresidente. Rubén Moreira, coordinador del PRI, amplió el señalamiento: “La Cuarta Transformación ha convertido la Cancillería en un botín político. Nombran embajadores sin perfil técnico mientras dependemos del exterior en energía y alimentos”.

Desde mi experiencia en análisis geopolítico, este episodio refleja un error clásico: subestimar la diplomacia proactiva. En 2017, durante la renegociación del T-MEC, aprendí que cada gesto —o ausencia— se interpreta como señal. Si México no proyecta unidad y prioridad en temas sensibles, otros actores llenarán ese vacío. La lección es clara: en política exterior, las distracciones cuestan más que el tiempo invertido en evitarlas.