Morena frena protestas contra redadas en EE.UU. tras orden interna

Una comunicación interna obtenida por este medio revela que Adán Augusto López Hernández, coordinador de Morena en el Senado, instó a sus compañeros legisladores a abstenerse de participar en manifestaciones contra las controvertidas redadas migratorias en Los Ángeles, California. ¿Qué motiva esta inusual petición de contención en un partido conocido por su retórica combativa?

“Se nos pide paciencia y prudencia”, escribió el senador tabasqueño en un mensaje dirigido a la bancada, generando más preguntas que respuestas. ¿Quién está detrás de esta solicitud? ¿Existe presión diplomática no declarada?

El giro resulta sorprendente, especialmente después de que la senadora Guadalupe Chavira hubiera convocado públicamente a una protesta frente a la Embajada de EE.UU. con la consigna “¡Ni muros, ni redadas, ni deportaciones!”. Sin embargo, 24 horas después, la misma legisladora anunció la cancelación de la participación morenista, citando un “posicionamiento conjunto” que se presentaría en la Comisión Permanente.

Documentos internos muestran que López Hernández fue más allá en sus instrucciones: “Que no vayamos a California ni como Senadores de la República ni como ciudadanos”, advirtió, prohibiendo incluso reuniones con comunidades migrantes. ¿Qué información confidencial motivó esta drástica medida?

El contraste con declaraciones previas de líderes morenistas es notable. Gerardo Fernández Noroña, presidente del Senado, había anunciado con bombo y platillo una reunión con el embajador estadounidense Ronald Johnson, que misteriosamente fue pospuesta. “Me espero a los hechos”, dijo evasivamente cuando se le cuestionó al respecto.

Fuentes cercanas al grupo parlamentario revelan divisiones internas sobre la estrategia a seguir. Mientras algunos legisladores insisten en mantener la presión pública, otros argumentan que la diplomacia silenciosa podría ser más efectiva. ¿Está Morena priorizando negociaciones tras bambalinas sobre la visibilidad política?

Este medio confirmó que la Cancillería mexicana ha mantenido conversaciones reservadas con autoridades estadounidenses sobre el tratamiento a migrantes. Sin embargo, persiste la interrogante: ¿a qué costo político se está logrando esta contención? La respuesta podría redefinir el equilibrio entre activismo y pragmatismo en la política migratoria mexicana.