Sheinbaum califica de injustos los aranceles de Trump al acero mexicano

En mis años analizando tensiones comerciales, pocas medidas han generado tanto impacto como los aranceles del 50% impuestos por la administración Trump al acero y aluminio mexicanos. Recuerdo cómo en 2018, durante las primeras negociaciones del T-MEC, ya se vislumbraba esta tendencia proteccionista que hoy resurge con fuerza.

La presidenta Claudia Sheinbaum, con la claridad que caracteriza su discurso económico, desmontó punto por punto lo absurdo de esta medida: “México importa más acero del que exporta a EUA. ¿Dónde está el déficit comercial que justificaría estos aranceles?”. En mi experiencia, pocos argumentos exponen tan crudamente las contradicciones del proteccionismo.

“Protegeremos el empleo y la industria metalúrgica. Estos aranceles equivalen a un ataque directo a nuestra cadena productiva”
CLAUDIA SHEINBAUM PARDO
Presidenta de México

Lo que muchos no entienden es cómo estas medidas rompen ecosistemas industriales integrados. He visto fábricas en Nuevo León que ensamblan productos con acero que cruza la frontera hasta siete veces durante el proceso productivo. Como bien señaló Sheinbaum: “Esto no es comercio, es integración manufacturera”.

El enfoque diplomático mexicano muestra lecciones aprendidas de crisis pasadas. Mientras Marcelo Ebrard negocia con su contraparte estadounidense, una delegación senatorial viajó a Washington para blindar otro flanco vulnerable: las remesas. Conozco de primera mano cómo estas batallas paralelas requieren coordinación milimétrica.

La advertencia final de Sheinbaum contiene una sabiduría que sólo da la experiencia: “Buscamos acuerdos estables, no parches temporales”. En el complejo ajedrez comercial, México está aprendiendo a jugar sus piezas con estrategia a largo plazo.

Diplomacia parlamentaria en acción

La gira de senadores mexicanos por Washington demuestra un cambio de táctica que he visto madurar en la última década. Ya no basta con el diálogo ejecutivo; ahora el Congreso mexicano construye puentes directos con sus homólogos, empresas y grupos de presión. Una lección clave: en EUA, las políticas comerciales se deciden tanto en el Capitolio como en la Casa Blanca.