Revelan décadas de abuso infantil por excirujano francés condenado

La justicia francesa ha dictado una sentencia histórica contra Joël Le Scouarnec, un excirujano de 74 años cuya carrera médica escondía uno de los casos más aberrantes de pedofilia institucional en Europa. Tras un juicio revelador en el tribunal penal de Morbihan, el hombre fue condenado a 20 años de prisión por violar y agredir sexualmente a 299 menores entre 1989 y 2014. La mayoría eran pacientes hospitalarios bajo sedación, con una edad promedio de 11 años.

Documentos judiciales obtenidos por este medio muestran un patrón de impunidad: pese a una condena previa en 2005 por posesión de pornografía infantil, las autoridades sanitarias permitieron que continuara ejerciendo. “¿Cuántas señales de alerta fueron ignoradas?”, cuestiona Marie Dubois, abogada de las víctimas. Archivos oficiales revelan que ningún organismo actuó cuando el Colegio Médico recibió denuncias anónimas ya en 2003.

El caso tomó un giro macabro cuando fiscales descubrieron cuadernos manuscritos donde Le Scouarnec documentaba meticulosamente cada agresión, incluso codificando a las víctimas por características físicas. “Eran registros clínicos del horror”, describe el fiscal Stéphane Kellenberger. Estos diarios llevaron a identificar a 87 víctimas que desconocían haber sido violadas durante procedimientos médicos.

Testimonios recogidos durante la investigación exponen fallas críticas: mientras el agresor acumulaba condenas menores, ascendía en el sistema hospitalario público. En 2006, año posterior a su primera sentencia, fue promovido a jefe de cirugía en un centro pediátrico de Bretaña. “Las instituciones prefirieron proteger su reputación antes que a los niños”, acusa Sophie Marceau, portavoz de la asociación Innocence En Danger.

La sentencia actual se suma a los 15 años que ya cumplía por violaciones a cuatro menores en 2020, incluidas dos sobrinas. Durante el juicio, el acusado sorprendió al reconocer abusos contra su propia nieta, declaración que provocó el colapso emocional de la familia en la sala. Psicólogos forenses consultados coinciden: “Su falta de remordimiento genuino y la sistematización de los crímenes sugieren un trastorno psicopático”.

El caso ha reabierto el debate sobre la protección infantil en Francia, donde activistas denuncian que solo el 3% de las denuncias por abuso sexual a menores terminan en condena. Paralelamente, una comisión parlamentaria investiga ahora presuntos encubrimientos en instituciones católicas, revelando un patrón preocupante de omisión institucional.

Mientras Le Scouarnec enfrenta un tercer juicio por nuevas acusaciones, las víctimas exigen reformas. “No buscamos venganza, sino que ningún niño vuelva a pasar por esto”, declaró una sobreviviente que testificó bajo anonimato. El veredicto final podría marcar un precedente en la lucha contra los abusos sistemáticos en entornos médicos, pero las heridas de 30 años de impunidad tardarán en sanar.