El ejército de réplicas y salmos de la Luz del Mundo

En un sublime despliegue de fe que redefine el concepto de “guerra espiritual”, un pelotón de treinta y ocho fervientes feligreses de la iglesia Luz del Mundo fue sorprendido por las fuerzas del orden terrenales mientras realizaban unos ejercicios de adoración marcialmente mejorados. El escenario: un rincón paradisíaco de Michoacán, cortesía del patrocinio logístico del Cártel Jalisco Nueva Generación, que amablemente cedió sus dominios para el campamento de verano.

El arsenal confiscado a estos soldados de Cristo fue tan imponente como simbólico: una pistola real escoltada por diecinueve fusiles de asalto de mentira, como alegoría perfecta de una doctrina que predica la verdad con herramientas de la ilusión. Completaban el equipo táctico cuchillos para cortar el pan sacramental, un simulador de artefacto explosivo (para simular la venida del Espíritu Santo) y radios para sintonizar la divina frecuencia.

La pieza clave de la evidencia, sin embargo, no fue un arma, sino un “Himnario”. Porque ¿qué mejor manera de prepararse para el Rapto que coreando salmos entre prácticas de incursión? Los detenidos, miembros del grupo “Jazer” —una unidad de élite bíblica cuyo nombre tenían estampado con la misma devoción con la que un niño pone su nombre en la mochila—, se dedicaban, según rumores, a la loable tarea de proteger a los líderes de una iglesia cuyo apóstol, Naasón Joaquín García, actualmente disfruta de la hospitalidad carcelaria de Estados Unidos por delitos que nada tienen que ver con la caridad.

Una denuncia sobre presuntos civiles armados que se encontraban en un predio ubicado en cercanías de una brecha, entre límites con Jalisco, alertó a elementos de Guardia Civil, Ejército Mexicano, Guardia Nacional, FGE y Policía local

He aquí la genialidad del asunto: en un país donde los cárteles operan con la impunidad de un estado paralelo, la autoridad logra movilizarse con eficiencia prusiana para detener a un grupo de hombres con réplicas de juguete y libros de cantos. Una prioridad estratégica impecable, sin duda.

Mientras tanto, el mencionado “Apóstol de Jesucristo”, Naasón, demuestra que su fe mueve montañas de papeles legales. Desde su celda, acaba de declararse inocente en un nuevo juicio por tráfico y explotación sexual de menores, después de haber sido ya sentenciado a más de dieciséis años por abusos. Su legado, al parecer, incluye no solo la salvación de almas, sino también la creación de la primera milicia eclesial equipada con armamento de utilería, lista para defender el reino de los cielos con un valor tan real como sus fusiles.

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