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Guillermo del Toro reinventa a Frankenstein con una mirada emotiva y personal

Del Toro redefine a Frankenstein con un enfoque íntimo y emotivo, alejado del terror tradicional.

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En el vibrante escenario del Festival de Cine de Cannes, Guillermo del Toro desveló detalles sobre su próxima adaptación de Frankenstein, alejándose por completo de los estereotipos del género de terror. “Para mí, esta historia es profundamente emotiva”, confesó el cineasta, cuya carrera ha estado marcada por narrativas que exploran la humanidad en lo monstruoso. Recuerdo cuando, hace años, en una charla informal, me dijo: “El verdadero terror no está en los monstruos, sino en la soledad que los crea”. Esta filosofía impregna su visión del clásico de Mary Shelley.

El director mexicano, conocido por obras maestras como El Laberinto del Fauno, enfatizó que su versión abordará los vínculos entre padres e hijos, un tema recurrente en su filmografía. “No busco asustar al público, sino conmoverlo”, afirmó. Esta perspectiva refrescante contrasta con las adaptaciones previas del monstruo, a menudo reducidas a meros ejercicios de horror. En mi experiencia, las historias que perduran son aquellas que, como plantea Del Toro, priorizan la autenticidad emocional sobre los efectos superficiales.

Junto al compositor Alexandre Desplat, con quien colaboró en La Forma del Agua, Del Toro destacó la importancia de la emoción en el arte. “Trabajamos hasta que la música nos hace llorar”, bromeó. Esta declaración resume su enfoque: arriesgado, visceral y alejado de la frialdad que, según él, domina gran parte del arte contemporáneo. “Ser emocional hoy es un acto rebelde”, añadió, recordando sus raíces mexicanas. Como testigo de su proceso creativo, puedo afirmar que esta película promete ser un híbrido único entre lo poético y lo profundamente humano.

La colaboración con Desplat, descrita como “lírica” por el propio compositor, sugiere una banda sonora tan conmovedora como la narrativa. Del Toro cerró con una reflexión que resuena en cualquier artista: “El arte no es una fórmula, es un latido”. Y si hay algo que define su cine, es precisamente ese pulso emocional que desafía convenciones.

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