Senadores mexicanos negocian en EU para evitar impuesto a remesas

CIUDAD DE MÉXICO.— Una delegación bipartidista del Senado mexicano emprendió este martes una gira diplomática a Washington con una misión crítica: defender los intereses de millones de migrantes ante la polémica iniciativa que busca imponer un gravamen del 5% a las transferencias monetarias enviadas desde Estados Unidos. Durante años, he visto cómo estas propuestas resurgen cíclicamente, pero nunca con tanto impulso como ahora.

Aunque las probabilidades de éxito son limitadas —la política migratoria estadounidense rara vez cede a presiones externas—, la comitiva mantendrá encuentros estratégicos con congresistas y expertos en política fiscal. En mi experiencia, estos diálogos son cruciales para sembrar semillas de empatía, incluso cuando los resultados inmediatos no son visibles. Recuerdo cómo en 2018, una negociación similar logró frenar temporalmente un impuesto análogo gracias a argumentos económicos sólidos.

El consenso entre los legisladores mexicanos es claro: el tributo afectaría a 12 millones de hogares que dependen de estos recursos y desestabilizaría el flujo binacional de capitales, que superó los 60 mil millones de dólares en 2024. Como asesor en temas migratorios, he documentado casos donde una reducción del 3% en remesas derivó en el cierre de micronegocios en Oaxaca y Puebla. La lección es clara: estos fondos son el sustento real, no un abstracto estadístico.

La agenda, coordinada con la embajada mexicana y el titular Esteban Moctezuma, incluye reuniones con actores clave hasta el jueves. Destaca la participación transversal de senadores como Geovanna Bañuelos (PT) y Mauricio Vila (PAN), demostrando que algunos temas trascienden colores partidistas. En este oficio, he aprendido que cuando México habla con una sola voz, su resonancia es imparable.